miércoles, 1 de junio de 2011

¿QUE VES QUE NO VEO?


Autor: P. Fernando Pascual LC | Fuente: Catholic.net
¿Qué ves que no veo?
¿Cuál es la trayectoria que lleva a la dureza de corazón? ¿Qué escamas cubren mis ojos o tapan mis oídos?
 
¿Qué ves que no veo?
¿Qué ves que no veo?


El corazón puede endurecerse. Los ojos, entonces, pierden la capacidad de ver lejos, de mirar adentro. El alma llega a vestirse con una costra de dureza, de indiferencia, de apatía, de desamor, de críticas enfermizas.

¿Por qué ocurre esto? ¿Cuál es la trayectoria que lleva a la dureza de corazón? ¿Qué escamas cubren mis ojos o tapan mis oídos?

Los golpes de la vida, las ambiciones, los rencores, las envidias, los deseos de placer y de comodidad, las perezas, los orgullos, endurecen el alma hasta extremos insospechados.

Frente al mal que nos rodea, frente a las pasiones que surgen desde dentro, necesitamos aire puro, ideales nobles, enseñanzas llenas de dulzura y de amor auténtico, para romper corazas de indiferencia, para abrir horizontes de ternura, para aprender a ver “con los ojos de Cristo” (cf. Benedicto XVI, encíclica “Deus caritas est”, n. 18).

Es entonces cuando veo que necesito acercarme a Ti, Dios mío, para preguntarte: ¿qué ves que yo no veo?

Sólo Tú puedes sacarme del abismo del pecado. Sólo Tú puedes quitar las escamas de mis ojos. Sólo Tú puedes enseñarme a vivir como los niños, para entrar un poco, ya en esta vida, en el Reino de los cielos (cf. Mt 18,2-4).

En este día, con sus prisas, con sus pausas, con sus momentos exaltantes y con sus angustias, necesito escuchar tus palabras, abrirme a tu luz, dejarme curar.

Entonces seré capaz de ver de modo diferente, de mirar como Tú a los hombres, al mundo, a mí mismo. Sentiré que la misericordia es la palabra que más ayuda. Me dejaré transformar según tu Corazón, manso y humilde. Descubriré horizontes de belleza y de esperanza, porque empezaré a verlo todo, un poquito, como Tú.



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